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Mostrando entradas de mayo, 2018

Sin aliento

Respiró  hondo, se llenó de valentía y pidió el ascensor. El sudor surgía al ritmo de su corazón. Subía el ascensor, también la adrenalina. Se detuvo en frente del 402, sus manos temblaban. Seguía ensayando en voz baja cómo le diría que la amaba. Timbró la primera vez, nada pasó. Lo hizo de nuevo, y de nuevo, nada. La tercera es la vencida y justo antes de presionar el botón, un vecino que llegaba de pasear a su perro le quitó el aliento. Hace una semana ella se había mudado.

Suena a vainilla

Ese sonido podía detectarlo a kilómetros, él ya sabía que venía, salió corriendo de su casa sin darse cuenta de que sus pies ya iban negros. Se paró en la esquina, pasaron 5 minutos, después 10 y al minuto 15 lo tenía al frente. Justo cuando se decidió por el helado de vainilla, se acordó que dejó el dinero en su mesita de noche.