Es cierto que debemos crecer y madurar, pero lo que nunca debemos dejar es nuestra niñez interior, ver el mundo como lo ve un niño, no en el sentido de los comportamientos, pero si esa ingenuidad que los caracteriza.Es mentira que con los años llega la madurez, es otra realidad que no necesita pruebas, solo la vivimos y ya.Al relacionarnos con las demás personas es importante tener presente que somos muy distintos, pensamos y actuamos diferente, aunque hay muchas personas hábiles y maduras en ciertos aspectos en edades en las que uno se asombra.Todos tenemos imperfecciones y hasta limitaciones, unos mas maduros que otros, niños con mentalidad de adulto y adultos con mentalidades de niños. Todo está en conocernos, crecer y mantener nuestra esencia.
Irreverente, insaciable, impredecible. Algunos días se levanta azul, otros cristalino, y a veces se hace el verdoso. Baila al ritmo del viento, mientras le saca espuma a la costa. Y cuando el sol se arropa con él, la luna sale para brillar ante su grandeza.
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