Como seres racionales, es cierto que todos tenemos responsabilidades incluso desde que nacemos, tenemos la responsabilidad de comunicarnos así sea por medio de un gesto o un lloriqueo para lograr lo que necesitamos.
Vamos evolucionando y creciendo y a
medida de los años se van creando responsabilidades en diferentes ámbitos;
amoroso, familiar, escolar. Pero siempre hay exigencias de por medio.
Están las personas que asumen sus
compromiso sus responsabilidades y hasta “Se ponen las 10” para asumir las ajenas,
esto se ve mucho en los temas académicos y laborales.
Ahí es dónde entra “si no lo hago yo,
entonces ¿quién? Otra persona se puede encargar de hacer lo que usted tenía que
hacer, pero ¿qué pasa? el aprendizaje y la experiencia queda para esa persona.
Si no hace las cosas en el momento
adecuado, puede que después sea demasiado tarde y en estos tiempos, cada
segundo vale oro.
Estamos en un mundo donde la competencia
laboral cada día es más fuerte y si no asumimos una posición clara frente a las
tendencias y retos que nos trae la tecnología y los mercados nos vamos
quedando, nadie está dispuesto a retroceder por ayudar.
La misma competencia nos ha llevado a una
sociedad “Yoyista” en donde primero yo, segundo yo, tercero yo y lo que sobre
para mí, eso a su vez lo hace más competitivo ya que siempre va a estar
hambriento por conocer más, explorar más y dar más.
En conclusión está en nuestro ser llegar
a trascender, determinar tiempos para sus propósitos y lo más importante. Estar
en la búsqueda contante del aprendizaje y crecimiento en todos los ámbitos posibles.
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