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Alimenta el niño que no quiere crecer.

Era un día normal en la oficina, de repente hay un reportero que pasa por cada puesto y pregunta a cada trabajador sobre Alberto.

Empiezan con su secretaria, ella afirma: Alberto es una persona que queremos mucho, pero cuando no se hace lo que él dice (habla como si fuera un secreto ante la cámara) le dan pataletas.
Corte.
Sale Alberto haciendo una pataleta con pucheros.

Siguen con su mejor amigo del trabajo, el que comparte el mismo puesto de trabajo. Él afirma hacía la cámara: Alberto es un excelente compañero, pero ya me ha robado mucho espacio, todos los días llega con un muñeco nuevo para decorar su puesto.
Corte.
Vemos el puesto de Alberto con una colección de juguetes que invaden el puesto de su compañero.

Finalizan la entrevista con la señora que lleva más años en la empresa, ella dice: Alberto es una persona que nos da ejemplo, pero a veces tiene comportamientos extraños.
Corte.
Alberto esconde en su cajón una mini cobija peluda que consiente todas las mañanas cuando llega al trabajo.

La voz del entrevistador pregunta, ¿Alguien sabe por qué Alberto se comporta así?
Corte.
Sale Alberto jugando con todo lo que tiene en su puesto y responde: todo los días tengo que alimentar al Albertico que llevo adentro.



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Irreverente, insaciable, impredecible. Algunos días se levanta azul, otros cristalino, y a veces se hace el verdoso. Baila al ritmo del viento, mientras le saca espuma a la costa. Y cuando el sol se arropa con él,  la luna sale para brillar ante su grandeza.

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