Ir al contenido principal

Por una campana

Era su primer día de universidad, la ansiedad de Omaira la levantó a las 5:00 de la mañana, se alistó y caminó hasta la estación de Marly, pero justo antes de entrar, miró hacia el cielo y cambió sus planes, ahora quería caminar.
No necesitaba Waze para saber que la ruta que más iba a disfrutar era por la séptima. 
Caminó en compañía de su playlist favorita y un poco de tráfico. En 6 canciones ya estaba sentada en el salón 45B de la Javeriana.
Fue testigo de como sus nuevos compañeros comenzaron a entrar, hasta que finalmente entró el profesor y cerró la puerta.
Omaira comenzó a sudar frío, escuchaba las voces de sus compañeros distorsionada, sabía que estaba a dos puestos de pararse frente a su nueva clase para presentarse y contar qué la había inspirado a estudiar filosofía. Pero justo antes de que ella comenzara a hablar, sonó la alarma de simulacros.
Ella salió junto a toda la clase y antes de caminar al punto de encuentro, se dio cuenta que había entrado al salón de bellas artes. Esta vez la había salvado el sonido de una campana.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vaivén

Irreverente, insaciable, impredecible. Algunos días se levanta azul, otros cristalino, y a veces se hace el verdoso. Baila al ritmo del viento, mientras le saca espuma a la costa. Y cuando el sol se arropa con él,  la luna sale para brillar ante su grandeza.

Suspiro

Respiro, suspiro y me alivio, esto solo dura unas cuantas horas. Me ilusiono con que al levantarme todo haya pasado. Pero él siempre ha estado ahí, invisible, intocable y a la espera.

Éramos, eres y serás.

Éramos las dos últimas personas que nos hubiéramos juntado, pero la física intervino y nos atrajo con la fuerza de dos polos opuestos. Eres lo que nunca esperé, no cuando sentía que me faltaba vivir tanto, más sin embargo te convertiste en mi presente y deseaba nuestro futuro. Serás el mejor regalo de la vida, ese que me despertó una felicidad accidental, un nuevo estado del cual no quería escapar. No se suponía que era el tiempo para encontrarnos, pero ahí estuvimos, mirándonos a los ojos y jurándonos amor eterno, sin saber que el destino ya nos tenía fecha de vencimiento. Para ser una desafortunada, tuve suerte de disfrutarte en esta vida. Ahora solo me queda el anhelo de poder encontrarte en otra vida, en otro momento y por fin sumergirnos en una historia que le dará inicio a otra vida.